sábado, 5 de marzo de 2016

CÓMO ABANDONAR EL ROL DE VÍCTIMA

CÓMO ABANDONAR EL ROL DE VÍCTIMA


Todos somos imperfectos, falibles, carentes y, por lo tanto perfectibles: algunas personas en bastante mayor medida que otras.

La ley de atracción vibratoria, que obra en cada paso que damos a lo largo y ancho de los días de nuestra vida nos trae aquello que está en nuestra sintonía; no lo que queremos o deseamos sino que nos corresponde.

Las personas maduras se responsabilizan de sus decisiones, de los errores y logros que éstas pueden acarrearles y ven en ellas una oportunidad de crecer y de adquirir experiencias que las ayudarán a actuar en nuevas situaciones que saben que la vida les volverá a presentar. Su vida, si bien o está exenta de errores o inconvenientes, sí está llena de oportunidades y soluciones y las personas con las que se relacionan son positivas, inteligentes y creativas.
Las personas cuyo “Ego” no ha madurado con las experiencias de vida, que no han despertado internamente no hacen suyos sus errores y culpan a los demás de todo cuanto les ocurre, delegan sus insuficiencias personales en los otros y asumen un cómodo papel de víctima.
Las personas que tienen esta forma de actuar, acostumbran a ocultarse a ellos mismos sus errores, a causa de lo cual no dejan madurar su personalidad, no aprenden, opinan que la culpa no es suya, no asumen la  responsabilidad de sus actos, por lo cual no pueden aprender de ellos, confunden cometer errores con tener culpa y trasladan esa culpa a los demás; jamás la culpa es suya, es del mundo que les rodea y ellos no pueden ni quieren hacer nada para remediarlo.
Nunca toman el mando de su vida, culpan de lo que les ocurre en ellas a sus padres, a sus amigos, a los demás, al azar, a las circunstancias… Como se sienten víctimas de todo y de todos, su vida, está llena errores e inconvenientes, o encuentran  oportunidades ni soluciones porque no las buscan y las personas con las que se relacionan son negativas, quejosas y les dan todo tipo de oportunidades para sentirse más víctimas de la vida de lo que creen serlo.


Es inadmisible –no puede considerarse siquiera una opción- que una persona comparta su vida con otra de valores,
en esencia, contrapuestos. Uno no puede compartir la vida con alguien que posee una visión diferente de la existencia. Pero las personas víctimas lo hacen, n
o le demuestran externamente porque prefieren adoptar el rol de víctimas atraída por victimarios,
sin considerar que fue su grado de adormecimiento lo que las condujo a acompañar el distorsionado modo de conducirse de su pareja, sus amigos, de su entorno laboral, etc.

Cuando una persona viene conformando relaciones con particularidades de este estilo, significa que su estado de ignorancia así lo requirió y debemos aceptar que hasta el momento ambos fueron hechos el uno para el otro.

Ahora, la persona logra cambiar el enfoque y salirse del encierro mental, habrá evolucionado, se habrá embellecido y su estado le impedirá permanecer junto a esos entornos. E incluso se dejará guiar por la propia luz: Escogerá un nuevo camino a transitar, recargando su brújula interior e iniciando un flamante rumbo.






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