¿QUÉ ES
LA MOTIVACIÓN?
La palabra motivación es resultado de la combinación de los
vocablos latinos motus (traducido como “movido”) y motio (que significa “movimiento”). A juzgar por el
sentido que se le atribuye al concepto desde el campo de la psicología y de la filosofía, una motivación se basa en aquellas cosas que impulsan a un
individuo a llevar a cabo ciertas acciones y a mantener firme su conducta hasta
lograr cumplir todos los objetivos planteados.
La noción, además, está asociada a la voluntad y al interés. En otras palabras, puede definirse a la
motivación como la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo con el propósito
de alcanzar ciertas metas.
Muchos son los ejemplos que podríamos
utilizar para expresar este significado de la palabra que nos ocupa pero uno de
ellos podría ser el siguiente: “Pedro encontró en los incentivos económicos que
le ofertó su empresa la motivación necesaria para recuperar sus ganas y
esfuerzo en el trabajo”.
Cabe resaltar que la motivación implica la existencia de alguna necesidad, ya sea absoluta, relativa, de placer o de lujo. Cuando alguien está motivado, considera que aquello que lo entusiasma es imprescindible o conveniente. Por lo tanto, la motivación es el lazo que hace posible una acción en pos de satisfacer una necesidad.
En relación precisamente a cómo la necesidad influye en la motivación es interesante recalcar que existe una teoría clásica, la de la jerarquía de necesidades de Maslow, que precisamente deja patente cómo existe una estructura piramidal de aquellas que son las que contribuyen de la mejor manera a motivar a una persona en cuestión.
De
esta forma, en la cúspide de dicha pirámide estarían las necesidades llamadas
de autorrealización como pueden ser la independencia o la competencia.
El
segundo escalón estaría copado por las de estima como pueden ser el prestigio o
el reconocimiento.
En
la mitad de la estructura estarían las sociales entre las que se hallan las de
aceptación o pertenencia.
En
la cuarta posición nos encontramos con las necesidades de seguridad que son las
de seguridad como pueden ser las de estabilidad o las de evitar daños de algún
tipo. Y, finalmente, en el quinto y
último tramo de dicha pirámide se situarían las fisiológicas como son el
alimento o el vestido.
Necesidades
todas las citadas, establecidas por Maslow, que determinó que cualquiera de
ellas requiere que su escalón inferior esté cubierto para así poder activarse.
Eso
supondría que a una persona sólo le motivarían las necesidades sociales si
antes tiene ya cubiertas las de seguridad y las fisiológicas.
Existen
diversos motivos que impulsan la motivación: racionales, emocionales, egocéntricos, altruistas, de
atracción o de rechazo, entre otros.
Por
otra parte, hay que decir que desmotivación es
un término que abarca ideas contrarias a la motivación. Se define como un sentimiento o sensación marcados por la ausencia de esperanzas o
angustia a la hora de resolver obstáculos, que genera
insatisfacción y se evidencia con la disminución de la energía y la incapacidad
para experimentar entusiasmo.
La
desmotivación es una consecuencia que se considera normal en las personas que ven limitados o no
realizados sus anhelos por distintas causas. De todas formas, sus efectos
pueden ser prevenidos.
La
desmotivación se caracteriza por la existencia de pensamientos e ideas de perfil pesimista y por un estado de desesperación al que se llega tras experimentar un
intenso desánimo, que surgen a raíz de la multiplicación de
vivencias negativas (aun cuando se trata de experiencias enfrentadas por otras
personas), y por la sensación de no tener la capacidad necesaria para alcanzar
objetivos.
Por
lo tanto, la desmotivación puede generar daños importantes y ser nociva cuando aparece de forma
recurrente y prolongada en la vida de una persona y puede, incluso, llegar a
poner en riesgo su salud.
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